top of page

Hace un poco más de 20 años, en Quito, Ecuador, una cuarteto de adolescentes, entendieron que lo que hacía falta en el mundo era: ¡un poco más de Punk!
Formaron un banda. Se dedicaron a hacer riffs criollos y harmoniosos pero maquiavélicos con base en baterías embaladas. Desarrollando así el quemimportismo como corriente estética.
Y les fue muy bien. Ahora, ya sin tanta adolescencia, sienten que han tocado el tiempo suficiente para hacer de la música punk Quiteña una artesanía.
bottom of page